En febrero de 2014, se abrió un enorme socavón debajo del National Corvette Museum, tragándose literalmente varios coches clásicos valorados en 1 millón de $. Los investigadores utilizaron la tecnología de monitorizción del agua de la serie EXO de Xylem para estudiar el socavón y asegurarse de que los edificios cercanos estuvieran seguros.
A las 5:38 a.m. de la mañana del 12 de febrero de 2014, las cámaras de seguridad registraron un extraño movimiento en el National Corvette Museum en Bowling Green, Kentucky. Las granulosas imágenes muestran una media docena de vehículos deportivos estacionados en la tenue luz. Transcurrido un minuto, ocho Corvettes clásicos desaparecieron en el agujero que se formó en la tierra.
El derrumbe de la cueva dejó un enorme agujero de 12 por 18 metros de ancho y 9 metros de profundidad, en el centro del atrio del museo. En términos geológicos, este fue solo uno más de los cientos de socavones que existen en el Condado de Warren en Kentucky. La región se sitúa sobre un relieve kárstico, una formación de piedra caliza erosionada plagada de cuevas y canales en permanente expansión.
Pero en lugar de convertirse simplemente en otro estanque de ganadería, una fosa infestada de maleza o un peligro temporal en el camino, el socavón del National Corvette Museum se volvió una noticia que recorrió el mundo – y una excelente oportunidad para aprender y enseñar sobre la geografía en la que se erige la ciudad.
Cuevas ocultas que se convierten en socavones
El relieve kárstico se forma por la acción de aguas ligeramente ácidas, que labran túneles y cuevas a través de roca soluble. Esto hace que las formaciones kársticas tengan el aspecto de un queso suizo o la corteza de una pizza llena de burbujas. La mayoría de las personas no piensa mucho en los paisajes kársticos, aunque el 25% de la población mundial vive asentada en ellos.
“La mayoría de los socavones tardan miles de años en formarse”, observa Jason Polk, profesor asociado de Geociencias de la Western Kentucky University en Bowling Green, y autoridad de talla mundial en socavones.
“En el National Corvette Museum, pudimos ver que había solo unos cuantos metros de distancia entre el piso de cemento y el techo de la cueva. El techo de la cueva se había desplazado hacia arriba durante cientos o miles de años. Poco a poco, el agua sigue moviéndose. Las tormentas pueden minar el sistema debido a que la lluvia sigue erosionando el techo”.
Estudio del socavón del museo Corvette
Las fuertes lluvias y las rigurosas heladas registradas en febrero de 2014 crearon las condiciones perfectas para romper el techo de la cueva situado debajo de la colección de coches del museo.
El día del derrumbe, Jason Polk y un equipo de sus alumnos de posgrado y colegas se encontraron en el Skydome del museo, observando detenidamente el socavón. Un estudiante de ingeniería de la WKU dirigió el vuelo de un dron por el agujero, utilizando una cámara a bordo que ayudara a encontrar los Corvettes sepultados y buscando indicios de un río subterráneo que pudiera haber provocado el derrumbe.
Mientras tanto, Polk y su equipo se dirigieron a un antiguo socavón ubicado en el predio del museo, utilizado como estanque de retención para el drenaje proveniente del edificio y la playa de estacionamiento. Allí buscaron información sobre lo que podría haber causado el derrumbe y verificaron si otros edificios estaban en riesgo.
Monitorización del agua de escorrentía desde el museo
Su herramienta clave fue una sonda EXO multiparámetro para controlar la calidad del agua de YSI, una marca de Xylem. Al registrar las mediciones de la turbidez del agua, la conductancia específica, el pH, la temperatura y el nivel cada 10 minutos, la sonda de monitoreo se convirtió en los ojos y oídos de Polk mientras este buscaba indicios de que el viejo estanque y el nuevo socavón pudieran estar relacionados.
Él y su equipo también monitorearon si la escorrentía que provenía del museo se dirigía al estanque o estaba socavando otras áreas o edificios.
Mientras las cuadrillas en el museo perforaban estructuras de cimentación y rellenaban el socavón, la turbidez y el nivel fueron los parámetros fundamentales que Polk tuvo en mente. Un pico en la turbidez podría indicar que el agua de la perforación enriquecida con sedimentos fluía desde el socavón del museo hacia el estanque, o que otras aguas estaban haciendo el recorrido de alguna manera. Ello habría levantado una importante señal de alerta, indicando que una explosión u otro derrumbe podrían ser inminentes.
Durante toda la primavera lluviosa, las lecturas del nivel y la calidad del agua en el estanque mostraron que la escorrentía de canaletas y la playa de estacionamiento drenaba, en efecto, directamente hacia el estanque de retención, pero que ninguna otra fuente de agua parecía fluir hacia la depresión. Eso fue una muy buena noticia.
Una nueva exposición e investigación permanente
Tras la reparación del socavón, el National Corvette Museum es más popular que nunca. Abrió una nueva exposición, Corvette Cave-In, que incluye muestras interactivas, la exposición de los autos restaurados y destrozados, además de información detallada sobre la geografía kárstica y los socavones.
Tras haber finalizado la monitorización de la calidad del agua en el museo, Polk y su equipo siguen estudiando el agua que corre a través de la formación kárstica, debajo de Bowling Green. La información que obtienen se publica en un sitio web y una aplicación móvil para que resulte de fácil acceso para científicos, funcionarios municipales y el público en general.
A través del sitio web, Under Bowling Green, el equipo educa a los residentes acerca de las conexiones entre las casas y los caminos en la superficie, y las cuevas y socavones subterráneos.
Lea la historia completa en el último número de Mission: Water
Fotografía: National Corvette Museum