Una respuesta rápida salva la planta de Manhattan

Una respuesta rápida salva la planta de Manhattan

Incendio en la planta / El pasado verano, millones de litros de aguas residuales sin tratar comenzaron a vertirse al río Hudson, amenazando con crear un desastre ambiental en la ciudad de Nueva York. Sin embargo, Xylem acudió al rescate y consiguió restablecer el funcionamiento de la depuradora en un tiempo récord.

El 20 de julio de 2011, North River, la principal depuradora de aguas residuales de Manhattan, se vio sacudida por una explosión y un incendio que inutilizó las cinco bombas de 100 MGD (378,5 Mld) de la planta. Un verdadero desastre para esta instalación de Nueva York, que procesa unos 475 millones de litros de aguas residuales al día y abastece a unas 600.000 personas.

Mientras los bomberos se apresuraban a controlar el fuego, millones de litros de aguas negras sin tratar caían en los cercanos ríos Hudson y Harlem. Para colmo de males, las fugas de aguas residuales amenazaron con cerrar las cuatro playas locales de Staten Island y Brooklyn, abarrotadas de neoyorquinos que intentaban escapar de las temperaturas asfixiantes del verano.

Los funcionarios y contratistas del Departamento de Protección Ambiental (DEP, por sus siglas en inglés) de la ciudad lograron, con un gran esfuerzo, restablecer el suministro eléctrico en North River. Así, reiniciaron los motores y las bombas y evitaron vulnerar la normativa federal sobre vertido de aguas residuales.

Enfrentados a una potencial catástrofe, una de las primeras llamadas que realizó el DEP fue a Pumping Services, Inc., el distribuidor local de las bombas sumergibles de la marca Flygt de Xylem. John Corkery, director de ventas regional de Pumping Services, recuerda esa llamada.

“Una vez comprendí la situación, me puse de inmediato en contacto con el equipo de Xylem. Vimos que disponíamos de suficientes bombas sumergibles Flygt de gran tamaño para ayudar a solucionar el problema. El inconveniente es que estaban en Ohio y Georgia, a varias horas de distancia”, explica.

Tras informar brevemente sobre la situación a Ryan Booth, ingeniero de ventas del área de negocio Godwin de Xylem, Corkery logró su apoyo. Ambos se personaron de inmediato en el lugar. Booth pasó allí dos turnos de 36 horas seguidas para hacer frente a la emergencia.

Después de que el DEP autorizara el equipo de emergencia, Corkery y Booth movilizaron los equipos humanos encargados del transporte de los dispositivos para así cumplir con la misión. Los camiones de Xylem se lanzaron a la carretera desde puntos tan distantes como Ohio, en el oeste, y Carolina del Sur, en el sur, y empezaron a llegar a la planta unas 10 horas después de haberse ordenado el traslado de las bombas Flygt y Godwin. Corkery incluyó en el pedido 10 bombas que tenía localizadas en Cincinnati y Atlanta, entre ellas seis unidades sumergibles Flygt de 12 MGD para aguas residuales. Desde la planta de Middlesex llevaron bombas de achique sumergibles Flygt adicionales, que se destinaron a evacuar del foso seco, en el que se hallaban las bombas, varios palmos del agua utilizada por los bomberos.

“He participado en varias situaciones de emergencias, pero nunca he tenido que movilizar tantas cosas tan rápidamente”, recuerda Booth. “Nos llegaban equipos de todas partes del país”.

Con las cinco bombas de la depuradora fuera de servicio, Corkery recomendó un bombeo de recirculación de emergencia para transferir las aguas negras al equipo primario de tratamiento de la planta, lo que suponía un ejercicio complejo pero necesario. “Se nos pidió que subiéramos las aguas residuales 20 metros, por lo que de inmediato se convirtió en una aplicación de bombeo sumergible”, afirma Corkery.

Booth era consciente de que “sin los tubos y los medios para transportar las aguas residuales esas bombas no tenían valor alguno”, así que llamó a su técnico principal de tuberías, Bob Spinner Jr., quien rápidamente hizo llegar a seis técnicos más. Durante 72 horas estuvieron yendo y viniendo remolques, como trenes de carga, para llevar más tubos. Se precisaban casi tres kilómetros de tubería de polietileno de alta densidad (HDPE) para el bombeo de recirculación.

En un tiempo récord comenzó a operar a pleno rendimiento la recirculación y se estableció un centro de operaciones abierto día y noche para informar al DEP y otros contratistas que trabajaban en la planta. Dentro de la sala de motores siniestrada, la temperatura era de 50 Cº y el humo, el olor a cloaca y equipos quemados eran insoportables. Los operarios pasaban 20 minutos dentro de la planta y los 20 siguientes recuperándose en autobuses, desplazados hasta el lugar de los hechos para hacer las veces de salas de descanso y reunión.

“La situación pintaba bastante mal”, admite Corkery. “El nivel de sulfuro de hidrógeno en el aire era terrible debido al estancamiento de las aguas y a la temperatura. Había mangueras, dispositivos de elevación y cableado por todas partes”.

El duro esfuerzo valió la pena. A las 21.30 del 23 de julio, el DEP informaba de que había cesado el vertido de aguas negras en el río. Las bombas Flygt operaban con eficacia y fiabilidad, cada una de ellas a un ritmo de casi 40 millones de litros diarios.

Resumiendo la respuesta a esta situación de emergencia, Steve Askew, director del DEP para la planta de North River, dijo: “Es una instalación realmente imponente. El tiempo que se tardó en traerla, instalarla y ponerla en marcha, desde el proceso de planificación hasta la operación, fue solo de unos pocos días”.

“En mi opinión, tanto la capacidad de resolución de problemas como la mera magnitud de la tarea han resultado asombrosas”, asegura Booth. “Acudir cuando te necesita el cliente, con el equipamiento adecuado y en el momento justo, siempre ha sido la base de nuestras operaciones, pero la movilización propiamente dicha y la rapidez con que llevamos a cabo nuestro cometido fue un logro en sí mismo”. Corkery coincide en este punto y admite que fue “un lugar de operaciones extraordinario durante cuatro días”.

Este grave incidente y su posterior resolución acabó convirtiéndose en un golpe de suerte porque sirvió para prevenir la depuradora de North River para resistir, en un plazo de pocas semanas, el terremoto de escala 5,8 que sacudió a la costa este de Estados Unidos a finales de agosto, y las posteriores inundaciones provocadas por el huracán Irene.

por Alannah Eames, Photo: DNAinfo.com