Soporte en tiempo real BLU-X ahorra a Grand Rapids hasta mil millones
Grand Rapids, en Michigan, es una comunidad que ha obtenido varios reconocimientos en la industria de la potabilización del agua por haber tomado importantes medidas proactivas para mejorar su sistema de alcantarillado. A principios de la década de los noventa, la ciudad tomó la iniciativa de invertir en la transformación de su sistema colector, pasando de un sistema combinado de aguas cloacales y pluviales a un sistema de alcantarillado que separa las aguas cloacales de las pluviales. Gracias a este cambio que significó abandonar el sistema de una sola tubería para el transporte de aguas residuales y pluviales para adoptar el sistema de tuberías independientes, la ciudad evitó el ingreso de aguas servidas a sus vías acuáticas, reduciendo los desbordes y la posterior contaminación del emblemático Grand River, que desemboca en el lago Michigan a unos 65 km aguas abajo.
Reto: Comprender el sistema de alcantarillado para evitar desbordes
Después de casi 25 años, Grand Rapids culminó con la modernización de su sistema combinado de desagüe de aguas cloacales y pluviales, transformándolo en un sistema de aguas cloacales y pluviales independientes, llevando a término su plan de control a largo plazo en 2015. Pero ahora la ciudad necesitaba comprender mejor la infiltración y el flujo a estos alcantarillados sanitarios recientemente separados con el fin de garantizar el cumplimiento de una orden del Departamento de Calidad Ambiental de Michigan (DEQ). Esta orden les imponía una tasa cero de situaciones de desborde de cualquier tipo, salvo que fueran consecuencia de un fenómeno meteorológico pluvial de una magnitud superior a una tormenta de 24 horas que ocurre cada 25 años.
A los efectos del cumplimiento, la ciudad necesitaba datos analíticos para certificar el cumplimiento y comprender el comportamiento del sistema durante una amplia gama de condiciones húmedas y secas. Mientras recopilaba esta información, la ciudad también recibió un informe hidráulico que indicaba que ciertas áreas de la comunidad estaban experimentando sobrecarga e inundaciones en niveles excesivos. Ellos suponían que no era así, pero necesitaban pruebas para dar una respuesta al ente regulador, ya que se estimaba que el costo de las medidas de mitigación para eliminar la sobrecarga y las inundaciones ascendía a mil millones de dólares, un gasto de capital que la ciudad no podía solventar.
Solución: Red de sensores y analítica mediante la plataforma BLU-X
Para cumplir con el ente regulador, Grand Rapids recurrió a Xylem para comprender cómo funcionaba la separación del alcantarillado, con el objetivo de modelar el rendimiento en un entorno informático para predecir mejor cómo se comportaría el sistema con mejoras menos costosas a la infraestructura existente.
En primer lugar, la ciudad instaló y encargó el despliegue de una red de sensores compuesta de 90 medidores de caudal y 10 pluviómetros para recopilar datos en tiempo real de las líneas sanitarias. Estos datos se analizaron mediante la plataforma BLU-X, la cuenca urbana inteligente de Xylem, que recopiló, organizó, analizó y entregó los datos a través de tableros, ofreciendo a los operadores de la ciudad señales visuales para comprender y regular el funcionamiento de sus sistemas de alcantarillado. Una vez creado, el modelo se comparó con los datos en curso de los sensores, generando un nivel más alto de inteligencia en el sistema, que mejora permanentemente con cada fenómeno meteorológico pluvial.
Resultado: Se logró el rendimiento necesario a un costo considerablemente menor
Una vez completada la investigación a través de la plataforma BLU-X, la ciudad demostró a los funcionarios del DEQ que, centrándose en unas cuantas áreas críticas que necesitaban mejoras, su problema de infiltración y flujo pudo resolverse invirtiendo entre 30 y 50 millones de dólares, en lugar de los mil millones de dólares originalmente calculados.
Desde la implementación de la solución BLU-X, Grand Rapids ha logrado el rendimiento requerido por el plan de control a largo plazo y sigue trabajando en pos de la certificación final otorgada por el Departamento de Calidad Ambiental de Michigan. Animado por esos resultados, Grand Rapids ha expandido posteriormente la red de sensores BLU-X agregando otros 70 sensores, muchos de los cuales proporcionan actualmente datos en tiempo real desde la red de aguas pluviales de la ciudad y, en los próximos años, la ciudad también se embarcará en un programa de varias fases para mejorar la sostenibilidad y la calidad del agua para la vida silvestre y con fines recreativos en el Grand River.
Más información en el folleto de Xylem: The Power of Decision Intelligence