Cómo resolver los desafíos del agua en Oriente Medio
Oriente Medio y África del Norte es la región con mayor escasez de agua en el mundo. En vista del drástico crecimiento de la población que se espera en los próximos años, será todavía más difícil abastecer de agua a la gente que habita allí. La gestión inteligente del agua y las nuevas tecnologías tendrán un rol fundamental en el objetivo de atender las necesidades de la región.
La falta de agua no es nada nuevo en una región árida como Oriente Medio y África del Norte (MENA). Aunque el 7% de la población mundial vive en los países de la región MENA, esta tiene menos del 1,5% del agua dulce renovable del mundo. Como la población de la región ha crecido con los años, la falta de agua dulce disponible se ha convertido en un desafío enorme.
Estrés hídrico y escasez de agua
En la región MENA, el agua renovable disponible anual representa unos 1 200 metros cúbicos por persona, según datos del Banco Mundial. Para poner esto en perspectiva, los hidrólogos definen un área como zona de estrés hídrico cuando la disponibilidad anual de agua por persona está por debajo de los 1 700 metros cúbicos, y definen escasez de agua como la situación en que esta disponibilidad cae por debajo de los 1 000 metros cúbicos. Cuando la disponibilidad está en el nivel de estrés hídrico, o por debajo de él, puede limitar considerablemente el desarrollo socio-económico.
Para ciertos países de la región MENA, el agua disponible anualmente es mucho menor que el promedio. Hay solo 794 metros cúbicos por persona en Egipto, 462 en Túnez, 161 en Jordania, 33 en Qatar y 7,3 en Kuwait. Mirando al futuro, se espera que la población de la región MENA crezca de unos 380 millones a la fecha a aproximadamente 540 millones en 2025. Se prevé que la disponibilidad de agua por persona para 2050 sea la mitad de lo que es hoy.
Dada la gravedad del problema, gobiernos, organizaciones y compañías de la región están buscando soluciones inmediatas y a largo plazo.
Agotamiento de las reservas de agua subterránea
Algunos países de la región MENA – como Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos – tienen muy poco acceso al agua dulce renovable, por lo que dependen principalmente del agua subterránea y la desalinización. Otros países, como Egipto, Iraq y Jordania, obtienen gran parte de su agua de los ríos que comparten con los países vecinos.
La falta de agua dulce en la región, exacerbada por las crecientes sequías, ha llevado a varios países a recurrir al agua subterránea a tarifas insostenibles. Según un informe del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos, la extracción anual de agua subterránea en Egipto excede en 350% a los recursos renovables, en Libia este exceso es del 800%, y en Arabia Saudita es del 954%.
Gran parte del agua extraída en los países de la región MENA se utiliza para la agricultura. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la agricultura representa más del 80% del agua total extraída en Egipto, Libia, Marruecos, Omán, Arabia Saudita, Siria y los Emiratos Árabes Unidos, y el 90% o más en Irán, Yemen y Sudán. El promedio global es de 70%.
A pesar de la escasez de agua en la región, en muchos países rigen cuantiosas subvenciones al agua, de manera que su verdadero costo – y los riesgos asociados a la escasez – se desconocen. Los países del Golfo Pérsico, por ejemplo, tienen uno de los índices per cápita de consumo de agua más altos de todo el mundo. Cambiar la forma en que se maneja el agua implicará cambiar la opinión pública sobre el valor del agua.
Inversión en infraestructura
Para contribuir a resolver los desafíos relacionados con el agua en la región, estos países han hecho una enorme inversión en infraestructura. El suministro de agua y el acceso al agua limpia y mejores servicios sanitarios han aumentado considerablemente.
Muchos países han invertido en plantas de desalinización para atender la creciente demanda de agua. Por ejemplo, Arabia Saudita tiene la mayor capacidad de desalinización del mundo. Sin embargo, las plantas de desalinización son costosas y consumen gran cantidad de energía. Actualmente, en la región MENA, se observa la tendencia a buscar soluciones con un uso más eficiente de la energía, ya que muchos son conscientes de que la producción de alimentos, la energía y el agua están estrechamente relacionados.
Algunos países de la región MENA usan su agua desalinizada con fines agrícolas, lo que también resulta oneroso y de alto consumo energético. Al mismo tiempo, las mejoras en la agricultura y la seguridad alimentaria no han hallado su correspondencia en políticas que fomenten el uso eficiente del agua. Según un informe sobre el agua del Banco Mundial, la creciente población de la región MENA y el cambio climático reducirán inevitablemente la cantidad de agua disponible para la agricultura.
“Los agricultores o bien se verán obligados a adaptarse cuando sus acuíferos se agoten o cuando el agua superficial se vuelva poco confiable, o la transición puede manejarse, y mitigarse en cierta medida, con políticas que aumenten la productividad del agua, incrementen las inversiones en sistemas de irrigación modernizados y recursos hídricos no convencionales”, indica el informe.
El uso de aguas residuales tratadas para fines agrícolas e industriales constituye una de las formas en que los países de la región MENA están intentando optimizar su uso del agua. “La reutilización de las aguas residuales ya no es un lujo, es una necesidad, especialmente en un área que es tristemente célebre por su escasez del recurso”, dijo el Dr. Basel Al Yousfi, director del Centro Regional para la Acción en Salud Ambiental de la Organización Mundial de la Salud, en una reciente conferencia en Dubái. “No creo que podamos darnos el lujo de utilizar una sola gota de agua sin darle una máxima utilización”.
Desarrollo de mejores soluciones
En 2004, Xylem ayudó a diseñar una planta de desalinización en Dubái, una de las diez mayores plantas de desalinización de agua de mar por ósmosis inversa del mundo. Para abordar el alto consumo energético de las plantas de desalinización, la innovadora solución de Xylem incluyó turbinas de recuperación de energía que generan su propia energía. Esto reduce los requerimientos energéticos externos en un 45% en comparación con plantas de desalinización más antiguas.
Con el propósito de brindar un mejor soporte a sus clientes, en los últimos años Xylem ha expandido sus operaciones en Oriente Medio y África del Norte. Esto le ha permitido a la compañía trabajar en estrecha colaboración con los clientes con miras al desarrollo de soluciones para los desafíos específicos de la región.
“Xylem trabaja con toda la cadena del agua, desde la adquisición del recurso hasta su transporte, tratamiento y análisis”, declara Vincent Chirouze, director regional de MEA, Xylem. “Ya tenemos oficinas en Dubái, Beirut y Turquía, y estamos planificando otras expansiones en la región en un futuro cercano”.